La odontología, como tantas especialidades médicas se ha ido profundizando, derivando en especialidades.
También esa especialización está aplicado a los grupos etarios principales en que están divididos los pacientes, con sus propias características morfológicas, sicológicas y de comportamiento social.
Si tomamos en cuenta la especialización por edades, vemos que hace ya mucho tiempo, se dividió en dos grupos principales: los niños y los adultos.
El ambiente de un consultorio para atención a los niños, se fue ambientando para que se pareciera más a un lugar que se asociara al juego, que al intimidante aspecto que puede provocar en un niño, un consultorio con tornos, agujas y raros sonidos. Sin contar que ya el odontólogo de por si muchas veces ni siquiera muestra el rostro (pareciéndose más a un “bandido”, que a un “señor bueno”).
En el tratamiento de los niños, se requiere de una paciencia especial, en donde, además, en muchos casos, se tendrá otro personaje (padre o madre), que a veces puede resultar más difícil de tratar que al mismo niño.
La Odontopediatría se constituyó en una especialización, en donde se aplican conocimientos adecuados para una buena relación con la ayuda de la sicología para la atención odontológica de los niños.
Luego podemos mencionar a los adultos, que son personas que suelen “ir solos” al profesional, y que, por vergüenza o costumbre, saben afrontar momentos en que los tratamientos no son agradables para la mayoría de los humanos. En las personas adultas es importante conocer su historia clínica con un poco más de profundidad, debido a sus condiciones médicas que puedan presentar riesgos para los tratamientos odontológicos.
Históricamente, la mayoría de las Escuelas de Odontología planificaban la enseñanza de la atención odontológica, con una visión hacia el niño o al adulto.
He aquí, que la atención al adolescente fue quedando en una zona gris, en donde a primera vista se los podía “encasillar” en esa condición de adolescencia.
Todos sabemos que es una etapa de la vida de las personas, en donde se tiene la fortaleza de una persona adulta, pero con más energía, que condiciones de poder encauzarla. Por eso se habla, no sin cierta ligereza, de “una edad difícil”.
Allí es donde, para que un profesional pueda brindar un adecuado tratamiento odontológico a un adolescente, es dedicando parte de su preparación, a conocer el perfil de comportamiento que suelen tener los adolescentes, de modo de poder ganarse su confianza y cooperación. Por eso es que, existe una palabra clave, que no solo es para los adolescentes, pero que en ellos es crucial, y es que el odontólogo logre establecer una relación de confianza.
He aquí, que la hebiatría (del griego héebee (‘pubertad’) e iatrea (‘curación’) es la rama de la medicina que estudia al adolescente y sus enfermedades. En la práctica se estudia a los jóvenes desde los aspectos biológicos, síquicos y sociales.
Por último, una mención respecto a la salud bucal de los adultos mayores. Aquí, en esta etapa de la vida, la visita al odontólogo debe seguir haciéndose con regularidad, ya que no hay mejor tratamiento que el que se hace a tiempo. Una boca sana, hace la diferencia en la salud general de una persona.